La rueca de hilar denominada "de pedal"
El acto de hilar y tejer ha representado siempre un espacio que ha propiciado durante siglos la más pura transmisión oral. Esta tarea humana que consiste básicamente en la transformación de materiales fibrosos que se convierten en telas, es una labor que habitualmente han llevado a cabo las mujeres. De esta manera se mantenía y preservaba la
tradición, ya que en estas reuniones de hilanderas se daba
rienda suelta a todo el imaginario popular del día a día expresado en refranes,
coplas, cantos y sentencias.
A través del excelente tratado paremiológico del maestro Gonzalo Correas, podemos acercarnos a esta realidad: “Yendo las mujeres al hilandero, van al mentidero”.
Dentro de los refranes meteorológicos, el tiempo de hilar
ocupaba un lugar concreto y bien definido en el calendario: “Cuando comienzan
las uvas a madurar, comienzan las mozas a hilar”. O, más concretamente, basándose
en el santoral: “La buena hilandera, por San Bartolomé (24 de agosto) comienza
la tela, y la muy buena, por la Magdalena (22 de julio).
Hasta requiebros del hombre recibe la mujer hilandera, como
en este cantar: “Tres cosas demando / si Dios me las diese:/ la tela y el
telar/ y la que lo teje. En la imagen, rueca de pedal procedente de Riaza
(Segovia) que se puede contemplar en la sala de Agricultura y Ganadería (1ª
Planta) del museo.
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